viernes, 27 de julio de 2012

“A hole in the head” (“Millonario de ilusiones”)- Frank Capra




Comienza la película con una canción interpretada por Frank Sinatra titulada “High Hopes”, ganadora de un Oscar de la Academia de Hollywood, que nos introduce en las primeras secuencias de una de las obras más ágiles del director de origen italiano, cuya obra más conocida es “Que bello es vivir” gracias a su reposición todas las navidades en la pantalla de televisión. En los primeros minutos de la cinta el personaje principal interpretado por Frank Sinatra queda descrito de un modo inmejorable gracias a una ambientación insuperable y un guión bastante bueno, pero que a medida que avanza la película y sobre todo en la parte final empieza a ser más flojo y ello hace que el final no sea uno de los mejores resueltos en la filmografía del director.

La interpretación de Sinatra como un estadounidense afincado en Florida junto a su hijo, que por cierto el papel lo interpreta Eddie Hodges con una óptima actuación, hace más grande a uno de los mejores intérpretes y una de las mejores voces que ha dado la canción Americana en el Siglo XX, y que todo el público recuerda cantando el tema “New York, New York” en homenaje a la que está considera la capital artística del mundo.

La película se adaptó de una obra de teatro de Broadway, por lo que a lo largo de las dos horas de duración apenas hay secuencias en exteriores, lo que provoca mi admiración hacia uno de los mejores directores de cine de todos los tiempos, ya que en ningún momento se siente la necesidad de sacar a los personajes del interior, y cuando ello se hace es en ocasiones contadas y con una habilidad asombrosa para hacer avanzar la historia.  Quizás se pierde un poco más de lo debido en algunas lecciones de moralidad al final de la cinta, pero hay que recordar que la película se enmarca en el contexto de una sociedad estadounidense en los años 60, y no por ello hace que la calidad de la presente obra sea una de las mejores del director de otros títulos como: “Arsénico por compasión” y “Juan Nadie”.

sábado, 7 de julio de 2012

Carl Theodor Dreyer


Carl Theodor Dreyer (1889-1964), uno de los grandes maestros del séptimo arte, con catorce largometrajes en su filmografía, desarrolla su labor cinematográfica a la vez que Eisenstein revoluciona la teoría del montaje en la URSS y Buster Keaton, junto con Chaplin, comienzan a sentar las bases del cine cómico al otro lado del Atlántico.

Este director danés, difícilmente clasificable dentro de un género cinematográfico, convive con el ritmo de las películas de  Víctor Sjöstrom y las luces expresionistas de fotógrafos como Karl Freund, para lograr un estilo propio, algo que él definió como “el sello de la personalidad sobre la obra”, una obra que a pesar de su escueta cantidad aún en el siglo XXI continúa gozando de un perfecto estado de salud sin haberse deteriorado lo más mínimo. Sirvan como ejemplo las siguientes citas del maestro danés:

-“Con un buen reparto una película está ya salvada en un cincuenta por ciento”.

-“Denle a un buen fotógrafo un aparato de 8 coronas y hará excelentes fotografías. Denle a su vez una Leica o una Zeiss-Ikon a un mal fotógrafo y sus fotos serán malas”.

-¿Qué es para usted el cine?

-“Mi única gran pasión”